
El sentido de pertenencia es algo fundamental en nuestra vida. Nos identifica con un grupo de personas, nos hace sentirnos parte de algo mayor a nosotros mismos y nos da la seguridad que necesitamos comos seres sociales que somos.
Personalmente lo veo como una decisión personal, ¿y tú?
Me explico. Desde que nacemos formamos parte de una comunidad. Un país, con su gente, costumbres y códigos de conducta. Y dentro de una familia, que es la que te enseña durante los primeros años unos valores diferenciales. En España, es común ser bautizado, uniéndonos así a una religión. Pero hasta entonces, si bien se está formando nuestra identidad, no hemos formado un vínculo o sentimiento de pertenencia.
Familia y religión
En el contexto de la familia, el sentimiento de pertenencia primero se materializa cuando siendo hij@ aceptas a tus padres (y hermanos si los tienes) como tales y estás dispuesto a honrarles. Esta situación de aceptación fraternal y parental puede darse a una temprana o muy tardía edad.

Posteriormente cuando te unes en matrimonio (si se da el caso), se crea un nuevo sentido de pertenencia estrecho y comprometido.
En el caso de formar parte de una comunidad religiosa, en caso del cristianismo es el bautismo (en caso de bautizarte siendo adulto, cosa poco común pero posible) el que marca el comienzo del vínculo con una comunidad de creyentes. Sino, es el resto de sacramentos, especialmente la primera comunión, y la confirmación más adelante, aquellos que reafirman tus creencias y pertenencia a la comunidad.
En cualquier caso, cada religión tiene sus propios ritos, que hacen a una persona partícipe de propios de un grupo que cree en una misma trascendencia.
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Amigos, colegio y universidad
Sin rito de iniciación para los locales más allá del primer día, y uno enorme para los que viven en coles mayores ;), el saber elegir los amigos en el cole o la uni, a medida que pasa el tiempo, gana importancia. Ese círculo que te rodea, comparte tus valores y que verdaderamente está ahí cuando se necesita es fundamental formarlo bien. Y si es pronto mejor, pues más adelante llega un mundo laboral complicado, donde prima el networking por encima de las relaciones de amistad.
Equipo, empresa y voluntariado
Continuando en base a tus ideales y valores, si a te gusta algún deporte, en algún momento llega la decisión consciente de elegir equipo. Vale que a algunos les viene dado por la familia, pero en algún momento tú decides si tu personalidad encaja o no el equipo de tus padres. En mi caso, muy futbolero como sabéis, pasé de ser elegido para seguir a la Real Sociedad a colchonero. Y esa decisión marcó un antes y un después.
Pasas a formar parte de otra nueva familia, la atlética. No me extiendo, solo diré que formar parte de una afición, compartiendo penas y glorias, es maravilloso. (Si te interesa saber qué se siente, recomiendo escuchar «Partido a partido»).

Nota: Si no encuentran equipo, háganse del RCJ, 7 años ya llevamos de emociones aseguradas.
Siguiendo con mi experiencia personal, generalmente cuando te das mucho a los demás en una empresa o en un voluntariado, se te devuelve con creces ¿verdad?. Esto es algo que experimentado en la mayoria de sitios en los que he estado. Ya sea en forma de gratitud, ganando conocimientos o nuevos compañeros de vida.

Generalmente la gente que se identifica con sus fines sociales colabora de 2 maneras: Como socios (aportando capital) o como voluntario/trabajador (aportando fuerza de trabajo), siendo los voluntarios o trabajadores aquellos que generalmente se sienten más identificados con la empresa u ONG, al sentirse participes de los logros.
Deterioro, fortalecimiento o evolución
Todos estos sentimientos de pertenencia, a una familia, religión, cuadrilla de amigos, equipo…se pueden deteriorar, dando paso a una crisis personal de identidad o incluso existencial (espero que no os ocurra), fortalecer cuando te sientes más involucrado, o evolucionar, aferrándote a un nuevo grupo y creencias.
Reflexionar nos ayuda a ver cómo estamos en cada momento de nuestra vida.
País y mundo
Debemos seguir tomando consciencia de que vivimos en un mundo donde no todos nacemos con las mismas oportunidades. Donde buscar la justicia es un precioso cometido.
Durante la pandemia vimos un claro esfuerzo de los países, empresas y familias por cooperar, así que a seguir en esa línea. Ahora que estamos recuperándonos, nada de ser indiferentes a los problemas de los demás. Cuidemos a su gente, culturas, tradiciones y naturaleza. «Este es el camino», como diría el mandaloriano.
