Una brújula en la tormenta

Parece que solo en la calma se puede pensar con claridad. Hay gente que nace con un don innato de abstracción, con el que en cualquier situación puede pararse a pensar, reflexionar y decidir. Pero el resto de los mortales lo tenemos más difícil.

Personalmente, veo la rutina diaria, el run-run de cada día, como una “tormenta” en la que uno no se puede parar a pensar detenidamente. Los ruidos del día a día, el trabajo, la universidad, las obligaciones de cada uno, dejan poco tiempo para que uno pueda tener un momento para detenerse y observarse a sí mismo, ver qué está habiendo bien, qué no, y qué es lo que le crea la sensación de “me falta algo” o “no me siento completo”.

Y es que, para sentirse lleno, la vida ha de tener un balance entre aquellas cosas que buscamos. Cada uno el suyo, pero el balance ha de estar ahí.

Y, con todo esto, ¿qué podemos hacer? Pues efectivamente, prepararnos para la tormenta, ya que esta llegará. Es por ello que en periodos de calma, como el verano, unas vacaciones o incluso un fin de semana tranquilo, hay que tomarse el tiempo para reflexionar, de manera que cuando llegue la faena, uno se sabrá preparado para lo que pueda venir (Nota 1).

Construyendo la herramienta

La brújula es una herramienta a la que recurrir cuando se está perdido, cuando se comienza a pensar que no se está dedicando tiempo a (pensar en) las cosas que de verdad importan. Por ejemplo, por una época de trabajo especialmente dura, o por un encontrarse en un periodo bajo psicológicamente.

Se trata de un plan práctico que permite tener una referencia de qué hacer frente a cada uno de esos campos de especial importancia. Pero sobre todo, contiene una respuesta de reacción para el momento en el que se ha producido una desconexión con uno de los ámbitos. Esto se llamará acción de emergencia, acto que se debe realizar lo más pronto posible tras detectar la desconexión.

Los ámbitos han de ser los que resulten de especial importancia para cada uno. Una propuesta:

  • Psicológico, espiritual – cuidado de la mente, oración, meditación
  • Salud – ejercicio, nutrición, descanso
  • Aprendizaje – lecturas, podcast, blogs, redes sociales
  • Creatividad – música, pintura, proyectos de futuro
  • Social – amor, familia, amistad, sociedad

Antes de crear la brújula (manual práctico), conviene hacer introspección para identificar valores y comportamientos que van a ser la base de uno mismo, y que van a guiar la brújula (base teórica). Equivale a fijar el norte, antes de construir la herramienta que nos permita descubrir cómo reorientarnos hacia ese norte más adelante, cuando andemos perdidos.

Tras definir dicho norte en cada uno de los ámbitos establecidos, podemos proceder a rellenar una tabla, que será nuestra brújula. El formato es el siguiente:

ÁmbitosMínimoObjetivoEmergencia
Mente y espíritu   
Salud   
   

En cada una de las celdas, rellenaremos con acciones concretas.

  • Mínimo: Tiene que ser aquello que quieres hacer en un ámbito bajo cualquier circunstancia, y se puede establecer por día, semana, mes… Debe ser un límite inferior que, en caso de ser superado, podrías decir que te sientes poco completo en ese ámbito, y que se requiere una acción por tu parte. Es por ello que no debe ser ni mucho menos estricto, ya que al ser el límite inferior, lo normal es que te muevas por encima de él.

Ejemplos: Hacer deporte X veces por semana, llamar a X una vez por semana, pintar una vez al mes, tocar el piano una vez cada dos semanas.

  • Objetivo: Esto debe ser un punto mayor a aquel en el que te suelas mover, que suponga una aspiración para ti y que en tiempos de menos carga puedas intentar realizar, o incluso en plena tormenta apuntar a ellos si encuentras la motivación. Mientras que el mínimo no debe suponer una presión ni estrés conseguirlo, hacer todos los objetivos debería ser casi imposible. También deben ser acciones concretas del día a día.

Ejemplos: Voluntariado X veces por semana, *hobby* X veces por semana, boxeo X veces por semana.

  • Emergencia: Una de las partes más importantes de la brújula. La brújula sirve para detectar desconexión (desviación del norte), pero también para reconectarte (reapuntar hacia él). Es por tanto que se ha de planear una acción simple, concreta y efectiva que sirva para reconectar con el ámbito del que se ha desconectado. Y, ¿cómo se detecta la desconexión? Pues esto lo puede establecer cada uno, pero lo más sencillo es hacerlo en función del “Mínimo”, por ejemplo, no cumpliendo el mínimo durante el tiempo establecido, o incluso faltando al mínimo 2 veces consecutivas.

Ejemplos: Dar una paseo de 20 minutos / correr 10 minutos (tras faltar al mínimo de deporte), dibujar una casa en 5 minutos (Tras no cumplir mínimo de pintar).

No se trata de “compensar” todo lo que no se ha hecho, haciendo mucho de golpe, sino comenzar una reconexión inmediata. Y cuanto más concreto, mejor, ya que no será necesario pensar en qué hacer exactamente.

Con todo esto, espero que este sistema pueda servir a alguien. Como cualquier sistema, cada uno usa el que mejor le viene, pero con que a una sola persona le sirva, ya habrá merecido la pena.

Un abrazo y… seguid a @Reflektera_Mera!!

(Nota 1: la brújula evita tener que parar a pensar en la tormenta, pero esto no significa que no haya que reflexionar en esos momentos, sería hasta mejor y puede incluirse en la propia brújula el tiempo para reflexionar)

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