De manera muy acertada, Netflix nos resume lo que ha sido 2021: «Otro año más».
Y es que a estas alturas de la película, tras conseguir por fin desarrollar las vacunas en tiempo récord (que llegar llegaron, pero que magia tampoco han hecho), pocos pensábamos que esta Navidad iba estar tan llena de incertidumbre (¡o más si cabe!) que el año pasado.
Arrancó fuerte. Qué digo fuerte. Fortísimo.
Con el mayor temporal que se recuerda en buena parte de España, y desde luego en Madrid, mientras en que en USA, la todavía mayor economía mundial, el capitolio estaba siendo asaltado por los seguidores «Trumpistas». Casi nada.



Incluso el Museo de Historia hizo una exposición temporal de fotos muy parecida a esta para recordar el impacto de Filomena.
Tras el derrocamiento de Trump, ha avanzado vertiginosamente, marcado también mucho por los conflictos geopolíticos y macro: Entre ellos China, Afganistán, Canal de Suez…



Y si empezó, con nieve, terminó con fuego. Insisto. De locos.

Por lo demás, bitcoin tocó máximos históricos, especulación para todos y sobrecalientamiento (algunos ya hablan de burbuja) en la bolsa, y algo llamado inflación que a pocos les hace gracia. Menos mal que ésta no va a ser un gran problema (ya explicaré por qué en la próxima entrada). Y que suban tipos, que puede pasar, tampoco debería serlo.
La cadena de suministro sigue jorobada o rota ¡gracias pandemia!, ya no llegan ni las postales navideñas ¡gracias Correos!
En fin, como decíamos, un año tranquilo.
Ahora en serio. Otro en que lo normal ha sido es que ocurran cosas fuera de lo normal. Nos vamos a acabar acostumbrando al final, ¿eh? 🙂
A cuidarse mucho, y coger fuerzas. Que cómo el 2022 sea la mitad de fuerte que el 2020 o 2021, las vamos a necesitar.